La feria de ayer en el pueblo. La verbena de Piti ( Cont. v)
***(V)
-¡“Y cómo se afanaba en estrujarme, a pesar de ponerle el codo en el pecho”! – se relamía de gusto la Dionisia, casada con el Dioni, por eso se la conocía por la Dionisia, la cual se meaba de gusto con “el Arroz apegao”, que así llamaban a los pasodobles, y que también se pilriaba por bailar “la Comparsita,”que había visto bailar a las rubias impresionantes americanas en el cine de Hilario de las Sardinas, a una despampanante de cabellera larga y reluciente con nombre de vaca, una tal Laurence Bacal.
-“¿ Entavía te acuerdas, Sinforiana?”- le puntualizó la Dionisa.
-¡“Hay cosas que nu se pueen ulvia”!- replicó la Sinforiana, añorando la Función de la Plaza de aquellos años, después de la guerra, cuando el Dioni echaba las ganas de eso por el pernil duro como un cancho, apostillaba con ese acento tan castizo que ni se corregía con los maestros, ni con don Santos en los sermones de los domingos en la iglesia…
(continuará)
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