
Primer día en el Internado ( Cont.)
***(III)
El cacareo monótono de las gallinas antes de la postura; el gruñido de los cerdos que se mordían delante del barreño, disputándose el salvao de cebada, y los higos pasaos. El gallo, que hacía de despertador a la salida del sol, desgañitándose de proclamarse un mendas petulante de todo el gallinero. Y las voces del hermano José, que prefería este oficio al de portero, porque disfrutaba con el celo de las bestias durante el apareamiento, y podía esquivar la insolencia del padre superior, se mezclaban en un batiburrillo de discordantes notas de una caótica composición musical, te acompañaban todos los días y según las horas, por la mañana, a medio día o al atardecer.
-No tenéis que preocuparos por el equipaje; los mozos, Santos y Pepe, se encargarán de subirlos al dormitorio que tenéis asignado, cuyo número figura en los armarios de cada uno de vosotros…