
Encerrando la paja en Malpartida de la Serena
El Carro de Heno
¡ Quién iba a decirme o cómo iba a imaginarme que, al contemplar el Carro de Heno en mi visita al Museo del Prado, tríptico que Felipe II encargara al genial y primer pintor abstracto de la historia, El Bosco, como se conoció en España al genial artista ho.landés, iría a transcender en el tiempo para proyectarse en un Carro de Paja, que dos labradores y amigos de Malpartida se afanaban en apilar o descargar un carro de paja de semejante destino del tríptico holandés, que duerme en la Pinacoteca Nacional permanentemente?
Es verdad que el Cuadro del holandés, a sus espaldas, proclama a su izquierda el origen del hombre, la creación y el pecado original,; mientras que en centro denuncia a las ambiciones humanas, que atendiendo al proverbio flamenco (“El Mundo es un carro de heno, del que cada uno toma lo que puede coger”), para concluir en el destino final -El Infierno-…con la intención de una coda sobre la enseñanza ética de la futilidad de la existencia humana…
Sin embargo, los dos paisanos que sudan descargando la bala de paja, parecen estar ajenos al significado metafísico de la obra de Arte de El Bosco, aunque su cometido, no falto de resignación, delata una sonrisa interior de satisfacción por el deber cumplido.
Uno de los dos protagonistas aún nos solaza con su presencia.