
Al otro lado del tiempo- Continúan las aventuras de los tres paparuquines, el día de la matanza del cerdo
Hermógenes, que defendiera a los tres rapaces ante el edil, don Alfred, de la fechoría con la pareja de perros, a los que pretendía encerrar en el cuartelillo, una especie de habitáculo oscuro donde los empleados del Consistorio solían mear , y hasta ensuciar… el Pecas le describía a sus dos compinches la matanza que tuvo lugar en el corral de su casa, aquel invierno pasado durante las Navidades…
-¡Qué risa! El Tío Sioro hacía de matachín; el cual una vez el verraco había sido postrado en el banco de los suplicios por Celestino, el Pájaro Carpintero, el Chispa,Nicasio , el Pintao, el Comino Chico, el Capitán de los Gorriatos, el tío Sioro, a la sazón vecino de la calle, en la vivienda de la esquina, frente a la casa del Niño Ambrosio, la cual el matarile la había adquirido a Miguel, el herrero, que, había cerrado el negocio para probar mejor suerte en los Madriles; después de haber afilado su faca, le enjaretó una puñalada tan desafortunada en el cuello del puerco, que, haciendo alardes de su fortaleza se desembarazó de los matanceros y se puso a recorrer el corral con las desternillantes carcajadas del Capitán de los Gorriatos, provocadas por la impericia del tío Sioro…desangrándose el puerco en su carrera en busca del refugio, del cubil…mientras las matanceras, la mujer del tío Sioro, la Isabel de Galo, la Comina, y la Espabilada, además de La Chispera, la mujer de Nicasio, el Chispa, se quedaron ojiplatos al contemplar al tío Sioro, corrido como un principiante, y las carcajadas de los matarifes, que se desgañitaban profiriendo blasfemias contra el gocho y su verdugo…