By: juanrico

Feb 16 2013

Tags: Gossip

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-¿ Eres…?
-¿ De… ?
Tan corrido estaba por las preguntas directas y por la ausencia de fórmulas de cortesía, como por la persona que se había dirigido a mí sin intermediar más remilgos que alguna mirada inquisidora por su parte, a la que acompañaba otra señora, la cual no se recataba en disimular – a mi entender- una sonrisa burlona y pícara…a la que le respondí algo timorato y atolondrado ante mi escasa destreza en inventar un oportuno subterfugio:
-Sí… Sí
-¡ Me llamo Hermelinda ! – me confesó como si de una declaración de amor se tratara, pero en un melifluo tono tan misterioso que me produjo una cierta zozobra, ya que no acertaba a cliquear en mi disco duro tan original nombre.
Sin embargo, tras unos segundos de conexiones electromagnéticas de mi cerebro, un tritono sonoro me llevó a una imagen sepia de dos adolescentes rubias que posaban sentadas y embutidas en un uniforme verde a los pies de un arbusto en flor en un parque de la ciudad. Las dos chicas sonreían de juventud y de deseo, ilusionadas con el destino -programado quizá en aquellos momentos de su lozana y primaveral existencia- de aquella fotografía en blanco y negro … ( dos colegialas adolescentes, que habían decido revelarse contra la rigidez del internado, y posar ante la cámara de un fotógrafo circunstancial, que haciendo alardes de libertad se aventuraban a mostrarle unas rodillas desnudas y redondas, y unos calcetines de media caña que cobijaban unas pantorrillas equilibradas y prometedoras, al tiempo que un incipiente perfil de adolescentes adornaban la composición de un cuadro, que sin reservas recogía amplias sonrisas carmesíes y de rebosante candidez…)
Inquieta tal vez por su atrevimiento, se alejó de mi con la mujer que le acompañaba, la cual no cejaba de sonreír. Y sin mediar más mensajes que un lacónico-“Vivo en el antiguo Vivero”- acabaron perdiéndose entre los stands del centro comercial.