
Continúan las aventuras de los tres mequetrefes…( la matanza)
cuando inflemos “la vejiga” del cochino, y reventemos el vejero a porrazos, y nos hartemos de migas y de pestorejo asao nos vamos a la fábrica, que han matado cinco cochinos, que Paco, el de la fábrica necesita para dar de comer al Críspulo, el panadero, y a los otros operarios todo el año – informa el Monazillo al Lolo y al Pecas.
– Que no nos vamos a la matanza de Paco hasta que no inflemos la vejiga del puerco, el bajero, y no nos habemos hartado del vino de Pitarra de la matanza de mi primo el Pecas -apostilló el Lolo con mucho sentido.
Sin embargo, el Monazillo repasaba todas las artesas, las de ajo molido, las de cebollas, las de patata, arroz y perejil a lo largo del pasillo central de la casa del Pecas. La Isabel de Galo se afanaba en voltear la sangre del verraco para evitar que se apelmazara, agitando con vehemencia aquel baño de sangre ocre que Santiago, el Tremendo, y padre de Celestino se afanaba en desgañitar el gaznate del puerco que se había obstinado en resistirse a morir a manos del tío Sioro, quien, por no aguantar el escarnio de los demás matarifes abandonó la escena del crimen, como perro temeroso que guarda el rabo entre las patas traseras, huye despavorido ante las burlas, sobretodo, del capitán de los gurriatos que no desperdiciaba un momento de chanza que pusiera en brete el buen nombre de Sioro cuya mujer se encargaba de vaciar la mondonga …(Continuará)
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