
Al otro lado del tiempo: las aventuras del Monazillo, el Lolo y el Pecas en la Viña Romero (Continuación)
Se parapetaron los dos compinches, el Lolo y su primo el Pecas sobre la balaustrada de hierro que separaba la sala de consultas del doctor Hermógenes del trajín de la calle principal del pueblo, conocida con el nombre de “la calle el Castillo”, de cuyo nombre todos los vecinos se sorprendían, pues ni en el recuerdo para nadie había existido una fortaleza, con el fin de tener noticias de primera mano sobre la brecha que le hicieron al Monazillo en la cabeza.
Salió el Monazillo de la consulta con una especie de turbante que rodeaba su cabeza, que, por muy blanca fuera el color de la gasa no mostraba ni una mancha de sangre.
Sopesaban tanto el Lolo como su primo el tiempo que el Monazillo llevaría la cabeza cubierta como Quincoces, el futbolista del Valencia, al que, de una patada le abrieron la cabeza en dos.
( Continuará)