Mi llegada al Internado .Continuación.
***(X)
-“ ya tengo mis primeros amigos; son Manolo y Sinfo, los hijos del Gordo de Zalamea, a los que conocí en su casa, donde mi padre me metió para ir a la academia, que ocupaba los altos del casino de su padre, el Gordo”- el Lolo se sentía pletórico de alegría en aquella noche de cielo encapotado, que tapaba la claridad de la luna, mientras los internos de mayor edad correteaban de aquí para allá, sin sentir la melancolía propia de los novatos, los cuales siempre estuvieron expuestos a las bromas pesadas de los veteranos, que solían embadurnar las sábanas de betún negro, lo cual provocaba el hazmereir por la mañana de todos los pupilos, al ser señalados con los índices de los compañeros durante el primer desayuno, cuyas risotadas acobardaron siempre el inocente sentimiento de tu prístina niñez.
-“Esta noche, y son casi las nueve, y aún el padre Robles no ha silbado para que los estudiantes formen las filas por curso para entrar ordenadamente, en hilera de uno al refectorio”! -recapacitó el hermano Fortuny en voz alta, sorprendido por la dilatada espera…