
Oda por una joven alemana que desafió a los dioses un día de primavera.
By: juanrico
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Aperture: | f/32 |
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Focal Length: | 209mm |
ISO: | 1600 |
Shutter: | 1/0 sec |
Camera: | Canon EOS 400D DIGITAL |
No hay manera de someterse a la verdad de la muerte;/
frente a la certeza de morir un día, /
no hay consuelo;/
no hay esperanza de volver a la vida,/
a pesar de las infinitas millonésimas probabilidades/
de haber nacido otro día./
“Sin embargo, aquel día encontraste/
la belleza de la muerte,/
la seducción del pecado, /
y la frialdad de la virtud”,( Luis Buñuel)./
No soportaste el envilecimiento de la vejez,/
aunque penetraste en el peor de su variable: la muerte./
Te llevaste contigo tus palabras y tus pensamientos,/
que acariciaban sin voz tus secretos,/
tus turbios y decididos pasos por ignotos senderos,/
pisadas de sal, mar y luz entre pinares de sol inerte, /
cautos y serenos./
Renunciaste a la luz de las estrellas,/
sonata eterna de las olas, /
a la belleza de tu cuerpo fresco, de color y brillo, /
a la luz de la tarde,/
del pincel morado y de glauco brillo,/
al ballet elegante de tu esbelto cuerpo entre las olas,/
al paroxismo del placer y del dolor,/
al mismo tiempo: quimeras solas./
Pudo tu soberbia vencer al azar de los dioses, /
nunca vivos, siempre muertos,/
que envidian de los hombres la juventud y la belleza-/
lo mas hermoso, lo mas bello-/
Que desde el Olimpo, su templo, no pueden ver sus ojos, /
siempre huecos, siempre ciegos./
Sólo Apolo y Afrodita con dolor divino, lloran a tu destino/
rebelde, y tan siniestro./
Le robaste a Zeus el rayo, su poder,/
su mandato etéreo,
desafiaste a Poseidón, a sus olas y a sus caballos/
de espuma,/
los crines de viento desarbolado,/
rizados y severos./
Vengaste los parricidios de Saturno,/
que, aún vivos, todavía tiernos,/
devora a sus hijos,/
de sangre insaciable de sed,/
sediento eterno./
Te sublevaste con valentía, sin miramientos,/
le robaste a Júpiter/
su poder y su fuego, /
y a Poseidón el mar,/
galopaste en su cuadriga de corceles /
desbocados, encrespados, /
de rabia rugían/
entre las mareas y los vientos:/
desde el céfiro, al mistral y al cierzo,/
cabalgando a la grupa de sus alas, /
volando entre los vivos de este infinito cementerio./
Desafiaste a tu destino, quizás, una temprana primavera,/
no rompiste la alianza del azar y la fatalidad,/
tu destino, /
el nuestro,/
de la humanidad siniestro./