
El dilema: votar a la casta o al Flautista de Hamelin
Votaré a un partido afectado por la corrupción.Pero con ello no quiero decir que mi voto sea un voto de apoyo a los políticos que han sido sorprendidos en trapisondas muy graves; de merecer incluso ser llevados ante la Justicia para ser condenados por sus delitos. Sin embargo, en estos partidos hay personas honradas y justas, que han ejercido su función con profesionalidad y honradez, que, estoy seguro, ya están facilitando la catarsis, el mea culpa; y a tal fin han aprobado en el Parlamento la Ley de Transparencia para que no vuelva a suceder el latrocinio ignominioso y casi generalizado.
Me taparé la nariz si fuera preciso, y confiaré mi voto a la confianza que muchos de los políticos ( sobre todo los jóvenes promesas, no contaminados por la maldad ) me ofrecen, a pesar de “ las manzanas podridas” -miseria auspiciada por la situación ventajosa de su responsabilidad- que, de no haber sido descubiertas a tiempo, el desaguisado hubiera sido irreparable. A tal fin, tendré en consideración las palabras que el poeta A. Machado puso en boca de Juan de Mairena , que instaba a sus alumnos de Retórica a participar en política, pero manteniéndose vigilantes ante la manipulación, para concluir a continuación que “ los viejos, por el hecho de serlo, sabemos muchas cosas, que, los jóvenes, por ser jóvenes ignoráis, de las que muchas no os aconsejo que sepáis”.