La gitana empresaria hace un ERE

By: juanrico

Aug 03 2013

Category: Talks at Breaktable

Aperture:f/2.8
Focal Length:3.85mm
ISO:80
Shutter:1/0 sec
Camera:

Como si se tratara de una de las cincuenta Nereidas, las ninfas hijas de Doris y Nereo, la gitana empresaria se cubría el torso con una amplia y larga blusa de algodón blanco, de transparente tejido rugoso que le proporciona frescura al usuario, translucía los cordones de un sostén blanco, suficientemente discreto como para resaltar las generosas carnes que le desbordaba, y un pantalón corto del mismo color y tejido, que recogía sus gambas en una dobladura por encima de sus rodillas; de tan ajustado talle era la prenda que permitía marcar descaradamente los bordes de unos slips bastante cumplidos, que, de no ser de este corte y confección, hubieran mostrado las hendiduras de una ingente calabaza, a la que se le hubiera tajado el apéndice que la unía al cuerpo, de cuyo orificio a nadie se le ocultaría que fuera fecundada por el Céfiro que soplaba de poniente, siempre que el orificio se colocara en una posición conveniente, como los Celtas creían en los tiempos remotos; otros podían elucubrar que pudiera tratarse de la chimenea del dios Vulcano por dónde se liberaban estruendosas explosiones acompañadas de pestilentes efluvios de metano, que obligaban al esclavo a retirarse de su lado para evitar ser inoculado por los venenosos gases, a cuyo torrente el mismo dios del fuego solía aplicar un candil de aceite con el fin de ahuyentar a los vientos enemigos o provocar incendios en los bosques de la costa helénica con el mismo fin. Nadie se atrevía a importunar a esta Nereida que recorría la playa de Islantilla, pavoneándose de su origen divino, moviendo sus alados brazos a paso marcial y soliviantando a las demás ninfas del Océano, que se atrevieran a tan siquiera a competir con su territorio asignado por los dioses de la competencia.
Quedamos, sin embargo, sorprendidos, por la ausencia del esclavo de color del Senegal o del África subsahariana, y de haber sido sustituido, mediante un oportuno ERE, que hubiera solicitado discretamente al sindicato, y ser sustituído por otro esclavo de la región de los Cárpatos, muy delgado y estirado de cuello, debido mayormente a la falta de ingesta que al ejercicio físico, cuya piel iba tomando un bronceado excesivo a causa de la miserable exposición solar a la que estaba obligado someterse empujando la carretilla de la gitana, la cual no dejaba de desgañitarse anunciando el producto – el rafresco… La sevesa…el camarón…lo gusanito…la coca cola lai…-mientras el lánguido operario iba corvando su figura a medida que transcurrían las horas y las fuerzas de empuje faltaban.
Dicen que el operario subsahariano había dejado el empleo debido a un ataque de celos del gitano, el cual no soportaba que su mujer hiciera halagos del bronce de la piel, y la protuberancia de la entrepierna, que se alzaba y endurecía cada vez que la gitana le rozaba al recoger una botella de refresco o una bolsa de gusanitos.
– ¡ ozú, ehto zi què un mandao ! -soñaba la gitana contemplando mohína las pobres proporciones de su marido.

Nick Momrik

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