
Dos Décadas Perdidas, dos generaciones de “ corderos silentes”.
By: juanrico
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Aperture: | f/14 |
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Focal Length: | 17mm |
ISO: | 800 |
Shutter: | 1/0 sec |
Camera: | Canon EOS 400D DIGITAL |
Comentario al artículo de Ignacio garcía de Leániz Caprile, profesor de Recursos Humanos de la Universidad de Alcalá de Henares, que apareció en el Mundo el 21 de mayo.
¿ Quién podría imaginar que después de tantos años, casi un siglo, desde la desaparición de Joaquín Costa, su tesis sobre el Regeneracionismo y la Escuela en España estuviera tan de actualidad hoy, al afirmar que la regeneración de España se debería sostener sobre dos pilares fundamentales – Educación y Despensa- tan en consonancia con el proverbio latino de primum vivere deinde philosophare ?
Así mismo Ortega y Gasset, como si quisiera recoger el testigo de JC, concluyera que la solución para España fuese una revolución pedagógica.
¿ Se hizo eco de este espíritu regeneracionista Alvaro Marchessi implementando una revolución pedagógica tal como sostuviera OyG, al implantar la Logse como eje sistémico de nuestra razón de ser ?
¡ Qué casualidad que AM pusiera los motores de la Logse en marcha al tiempo que Allan Bloom publicara en 1989 su ensayo de alerta El cierre de la mente moderna en Occidente !
Después de leer el prólogo de Muñoz Molina, en su ensayo El destrozo educativo, alertaba que “la ignorancia no es progresista” y revolvía las tripas del embrollo, que, para dos generaciones, iba a significar una ley de educación que priorizaba el cómo al qué, siguiendo trazas epistemológicas – razonadas dentro de un cuidado rigor del discurso, sobre el cual uno de sus artífices más notables -César Coll- concluyera que todo el entramado se substanciaba en doble objetivo:
- la abolición del pasado y, por tanto la aniquilación de la tradición milenaria en Occidente.
- la creencia en la imposibilidad de hallar Verdades Absolutas en este mundo.
Establecía A.M un paradigma ideal para acabar con el pasado: los alumnos se olvidarían del estudio de Ciencias inertes, tales como la Historia, la Geografía, la Gramática y la Filosofía: esto es, los alumnos se olvidarían del pasado -la experiencia como método de continuidad en el progreso y avance
científico- sentando las bases de un hombre nuevo, al que sólo el presente le conviene. Un hombre nuevo cuyo objetivo no es descubrir o hallar sino construir a partir de sí mismo: de aquí que los conocimientos del pasado no tengan fundamento alguno, y se les imponga el objetivo de Aprender a Aprender, base del cómo hacerlo para soslayar el qué (el contenido del saber, la información) en pro del cómo ( la forma, la pedagogía, la belleza de cómo aprender a aprender, sin considerar si lo auto gestionado o construido vale)
Tal ingeniería social enraizada en el el movimiento revolucionario del sesenta y ocho de Marx, Freud y Lévis Straus, que denuncia Steiner en uno de los libros más lúcidos del s. XX Nostalgia del Absoluto, iba a llevar al Relativismo a la categoría de dogma o tabú. Para el individuo la verdad y la mentira pueden ser lo mismo, pues es su verdad o su mentira: a las dos categorías las desprovee de la categoría de aceptación universal. Se establece el Adanismo -el hombre nuevo, impoluto- pero al que Ortega le moteja de narcisista, al prescindir de la historia y partir de cero, sobre lo cual un pensador de izquierdas -Chistopher Lasch en su libro La cultura del Narcisismo, donde afirma que se va perdiendo la continuidad histórica, la pérdida de la conciencia de ser un eslabón más de la cadena de generaciones, y por tanto la pérdida de interés por la posteridad. El pasado no interesa, ¿ qué sentido tiene pues preocuparse por el futuro y las generaciones posteriores y de su lenta disolución ?
Nos enfrentamos al Eterno Presente pródigo en imágenes inconexas, como el escenario de Eliot en Tierra baldía, a penas un album de fotografias de familia sin familia; de escenarios vaporosos, de donde interesa la proyección que del presente se pueda colegir, lo demás queda como negativos sin revelar. El legado de verdades de Occidente se desagua en una ciénaga de barbaries.
La imposibilidad de la verdad, de los principios morales o éticos, de los valores de solidaridad, caridad, de amor por la vida, por el valor absoluto de la existencia del individuo: todo queda sujeto al relativo construccionismo individual, al dogma y tabú del particular sobre el todo, que nos conduce al fracaso y al naufragio de cada uno individualmente; no tengo que ser tolerante o solidario, pues lo que yo entiendo como tales no coincide con lo que entienden los otros.
Todo un proyecto perverso de adoctrinamiento totalitario al servicio de una casta política cuya única pretensión consiste en sucederse a sí misma, creando hombres de diferentes categorías ( hombres alfa, hombres beta…) de los que ya A. Husley dio buena cuenta en su libro Viaje al mundo feliz.
O lo que es lo mismo: el final de la Historia de Fukuyama.