
El Espectro de Salvador Allende
By: juanrico
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Aperture: | f/22 |
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Focal Length: | 35mm |
ISO: | 400 |
Shutter: | 1/0 sec |
Camera: | Canon EOS 400D DIGITAL |
Aquel lejano 11 de Septiembre de 1973, la aviación de Pinochet bombardeaba la Casa de la Moneda y, el presidente se pegaba un tiro para no entregarse a los golpistas. El país sudamericano más democrático de América Latina se convertiría en una dictadura militar para largo tiempo.
Salvador Allende había dado un golpe constitucional al reformar la Constitución chilena sin el suficiente apoyo. Había previamente asolado Chile una huelga salvaje de transportistas y, la situación de desabastecimiento se hacía insoportable – la gauche divine había ganado el pulso a la democracia burguesa.
Un presidente de izquierda marxista había tomado el poder; un revolucionario al mejor estilo jacobino, propiciando la violencia institucional – reforma de la constitución por la “puerta de atrás” – para combatir al enemigo interior, combatir y destruir a la oposición democrática del Sr Freire y consecuentemente la Democracia burguesa para instalar una Dictadura del Proletariado.
¿Paradigmático?
No es de extrañar que, a Zisek y ZP, la izquierda revolucionaria europea los consideren patrón de un cambio radical en Europa. Síntomas no faltan en España. La política de ZP desde que tomó el poder, tras el atentado del 11-M, no ceja en su empeño de aplicar violencia institucional con el primer objetivo -mantener en el poder a su partido. A tal efecto, ya en la oposición había liderado el movimiento anti-Prestige, en la calle. Una y otra vez sin exigirle nadie se pronuncia -”antes que los intereses de mi partido, están los intereses de mi país”. Excusatio non petita, acusatio manifesta ( solían decir los romanos para acusar de farsante a otro).
La pretendida reforma del Consejo del Poder Judicial, que posibilite a los catalanes tener su propio Tribunal Supremo, y abrir la espita que acabe con el único tribunal de España, propiciando diecisiete tribunales para cada una de las comunidades autónomas, significa ni más ni menos que el fin del Estado y la aparición de diecisiete “estaditos”. Pero si estas decisiones suponen un aval para que la Generalidad Catalana apoye los próximos presupuestos, bien venido sea para el bien de su partido. Ahora bien, un presidente jacobino que se sirve de la violencia institucional para mantenerse en el poder, a ningún catalán nacionalista o vasco le debe sorprender que, si por bien de su partido, que no de la nación española, puede dictar leyes institucionales violentas en sentido opuesto, si en el futuro lo considera oportuno. No hay mas que recordar el soporte que acepta de Andoni Basagoiti – presidente del PP vasco- para tocar poder y arbitrar leyes violentas que sirvan a sus objetivos políticos – perseguir a los proetarras, prohibiendo manifestaciones- y, por otro lado complacer a los batasunos, engatusándolos para que sean “niños buenos” y no metan ruído con bombas y atentados, que, le alejarían de la posibilidad de continuar de presidente, toda vez que le impediría colgarse el mérito de haber propiciado la paz en el País Vasco.
¿ Prohibirìa las elecciones si estuviera en peligro la pérdida del poder? Los dictados de un revolucionario jacobino son de libro.