
Mi llegada al Internado, a colegio Claret de Don Benito ( Cont. XII)
***(XII)
Ya estaban contados los días que faltaban para el día del Santo Padre Claret; y las clases de Ingreso, el Hermano Fortuny iba a dedicarlas a la excursión programada para las fiestas rectorales que coincidirían con el día del Santo. Al hermano Fortuny se le hacía la boca de miel siempre que ponderaba al padre San Antonio María Claret, más por ser catalán que por haber sido canonizado por el Papa Pío XII.
Nunca pudimos saber por qué unos prelados eran hermanos y otros padres. El hecho de que los padres no tuvieran hijos reconocidos, ni mujeres que los parieran, te tenían desconcertado a ti, a Eduardo y a Manolo Flores, el del Valle; sin embargo, el Hermano Fortuny, que no era padre, pudiera ser “jorro” como decían en el pueblo a los hombres solteros y a los mulos, y por eso era reconocido como Hermano, aunque él nunca habló de que tuviera hermanos o hermanas en su pueblo de Sallent de Llovregat, y seguro que eso era la causa de ser nombrado por Hermano Fortuny. Nos quería con pasión, y aunque algunos le llamaban “el Cura Jorro”, al Lolo, a Eduardo y a Manolo Flores, el Del Valle, no nos sentaba bien, pues el hermano jorro era muy cariñoso con los cuatro, y no nos tiraba con la goma cuando no estábamos atentos en sus clases, aunque en privado nos reprendía, y a veces cuando no nos salía el problema nos acariciaba con su frente contra la nuestra y nos repetía al mismo tiempo -“! Qué cabeza más dura tienes!”- una y otra vez, hasta ponernos tan colorados como un melocotón …