Primer día en el Internado del colegio Claret de Don Benito (XII) Continuación.
El tono engolado de la voz del padre Prefecto, desde un estrado en la cabecera de refectorio nos advertía a través de una berenjena eléctrica que sostenía en su mano derecha que “todos los cajones con comida; chorizo, queso, jamón, leche condensada, jícaras de chocolate …habían sido depositados en el dispensario del refectorio de los padres..” que, a todos los pupilos se les recordaba la prohibición de disponer de alimentos, al margen de la dieta ordinaria, y beneficiosa para la salud de los internos”.
-pues, mañana, el domingo, voy a pedirle al padre Chivita un trozo de queso de mi cajón.
-No eres capaz. Si lo consigues, yo voy después -dijo Eduardo, presumiendo de osadía, a pesar del retranqueo de su pierna derecha, víctima de un efecto secundario de la polio, que sufrió de pequeño.
Apenas pasados cinco minutos de advertencias, el padre Robles golpeó con enérgico ademán sobre un timbre metálico, como el que usaba don Luis en la escuela para anunciar el recreo o exigir silencio…
-Mañana durante la comida los alumnos de Preuniversitario, y por rigurosa orden de lista, deberán subir al estrado a leer durante media hora las Aventuras del Padre Brown, que con tanta atención seguisteis el curso pasado…( Continuará)
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