
la esperanza de vencer a la peste se desvanecía, pero…
…Con dificultad, empuñaba la linterna en mi mano izquierda, mientras con la derecha sostenía la versión de bolsillo en francés de Albert Camús, apenas podía cubrir mi cabeza entre las sábanas y la ropa de cama con el fin de continuar con la lectura de la Peste que, por la tarde noche continuaría con el relato a Amie y sus amigas.
La aparición del dr. Brieux y Tarrou en la trama interfería con el recuerdo de Amelie en los últimos minutos de despedida en su puerta, que, con íntima pasión deseaba que se reprodujeran la tarde noche del día siguiente…”Mientras con mis dos manos apretaba su cara y juntaba sus labios ardientes al paroxismo de ansiedad en los míos, Amelie envolvía con fuerza mi cintura, y nuestros cuerpos se aproximaban apasionados , el suyo y el mío…
(Continuación)