
Al otro lado del tiempo.Travesuras de niños (IV-G) En el arroyo de la Viña Romero. Continuación.
*** (IV-G)
-“Me voy a cagar…” – chillando como una corneja; yiii yiii yiiii…se dolía el Monazillo de los fuertes apretujones de tripa, que le hacía soltar sonoros pedos, sin el apestoso hedor a estiércol humano.
-“¿ No será que el rano que tas tragao está haciendo de las suyas en tu barriga?”- pontificó el Pecas, dándoselas de sabihondo…
***
Y, de pronto, entre las culeras se abrió como un resorte, un chorro de heces tan líquidas y turbias que describieron una órbita al caer al charco – plop plab, plosh, plap- acompasando las risotadas del Pecas y su primo el Lolo, que normalmente no hacía aspavientos ante las desgracias de los demás, como era el caso de su amigo el Monazillo.
-“Noooo,¡ mira donde tiene al rano: pegado al cogote!”- ja ja ja ji ji je je- estallaron en una risotada indescriptible los dos primos a la vez, burlándose del pobre Monazillo, mientras le apretaban las cuarenta, y se abría las culeras de par en par, dejando ver el chorro de estiércol que, como el arroyo sucio en invierno, vertía en el charco de agua clara y de cristal, formando una mancha marrón en la superficie, a cuyo banquete corrían en alboroto una escuela de serpentinas negruzcas y hambrientas.
-“Bueno, por lo menos, Manolo, has dado de comer al hambriento, y, según la Biblia de D. Aristophanes tienes un lugar asegurado en la Gloria”
-“Amén” – respondió Manolo, muy convencido de su obra caritativa en el arroyo de la Cerquilla…
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