
Tu futuro- plegaria por Alfonso.
By: juanrico
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Aperture: | f/2.2 |
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Focal Length: | 4.15mm |
ISO: | 400 |
Shutter: | 1/0 sec |
Camera: | iPhone 6s |
Sólo me queda ser testigo de tu mañana, que por haber fallecido, ya no te pertenece; tampoco te hace falta -no fuiste consciente de que el futuro es una quimera, ni siquiera será un deseo ni un sueño.
Durante años, tus años y los míos, sólo el futuro existía como el señuelo de una ilusión, como el escenario de objetivos y proyectos, que más tarde o más temprano se harían realidad: o éxito o fracaso, festonados del reivindicado derecho a decepcionarse.
Esa dimensión nos sobrepasaba: era el presente, la realidad a priori a la cual nos sentíamos adheridos inconscientemente, en una lucha sin cuartel contra el tiempo, contra la historia, contra la opresión ideológica, contra nosotros mismos -sobrevivir se sobreponía al compromiso de la lucha contra la realidad imperante: el adocenamiento de los universitarios españoles y de los obreros de bocadillo envuelto en papel de periódico, grasiento tanto de contenido como de procaz sumisión.
Contrariamente a lo que se pueda colegir, la eternidad pende del sólo hilo de la química de la sedación. Tu pensamiento, tus fracasos y tus éxitos desfilan en tu inconsciente tan real como el chorro de una fuente, como el relato de un collage que se sucede aleatoriamente, valiéndose de un mundo de sensaciones que no se corresponde con el mundo sensorial al que se someten nuestros sentidos mientras estamos vivos: este extraño mundo asensorial no se corresponde ni con la gama de colores a la que estamos acostumbrados ni a los personajes de nuestras vidas. Las notas musicales destellan sin notas ni armonía una plácida quietud de la que no queremos prescindir…de la cual no queremos salir, pues nos reconforta tanto o más que la fe en una religión: la eternidad dura un espacio de tiempo en a conciencia que transciende los límites de la mortalidad. Tal vez sea la realidad a priorística kantiana del tiempo que no lo marca las manecillas de un reloj. Tu existencia no desaparece de tu conciencia, más allá de los límites impuesto por la Naturaleza que nos subyuga, al albur de su propia estado de Necesarabilidad, que es su propia naturaleza.
Contra lo que se pueda suponer, Alfonso, has sido testigo de tu propia inmortalidad, tu propia conciencia de ser un eterno encerrado en una caja- tu cráneo- de un minuto en esta dimensión de medir el tiempo mientras tenemos un hálito de vida.
No hay que desesperarse, como le ocurrió al filósofo Durrell, que dejó de ser feliz al constatar que un día dejaría de existir…