
Coventry( II). 1 viaje a Inglaterra.
… El mercurio como casi todas las tardes, después del ocaso, se desplomaba hasta la base, que indicaba el menos uno. Los aparatos eléctricos se me antojaron insuficientes; tanto es el frío que recorría por mis venas que me hicieron olvidar de la próxima factura de la compañía de electricidad. Mi dolorido esqueleto no se podía permitir la arrogancia del de un joven, de cualquier joven que corría o hacía footing por el sendero de la charca, que aquí en Guareña la altivez de los vecinos o su melancolía o añoranza de poder ser o haber sido y no lo es, le denominan como El Pantano, como si se tratara del embalse del Zújar o el de más extensión, el de la Serena. Vanitas vanitatum, omnia vanitas. Ni la doble falda de la camilla aliviaba los escalofríos. Intentando calentar mis neuronas, eché mano al teclado portátil que un día, la que se convertiría en mi nuera, me agració con este útil presente sin otra pretensión que no fuera la galantería de su bien intencionada generosidad…
… Repercutía por los rincones de mi cerebro tus resonancias del pasado que yo trasladaba al futuro lejano en el tiempo, como una recurrencia que se transforma en deseo de la permanente inmortalidad en el corazón de los hombres sensibles…