
La jauría urbana: desayuno en el Amirez
Aquella mañana ,bastante temprano para lo que que estaba acostumbrado según mis usos, me había sorprendido la presencia de Vanesa. No se llamaba así la camarera del Almirez, ella tenía otro nombre: tal vez Elisa: tampoco se trataba de Elisa. Su nombre verdadero sonaba como más coloquial, más del diario. De Elisa me acompañaban siempre su mirada de ojos tristes y lastimeros, como los de una muñeca de pestañas encorvadas hacia arriba, que le concedían un trémulo romanticismo añejo, demodé, como dicen los cursis. Pero es igual.
Se trataba de una morena delgada, de geometría corporal equilibrada, cuyos modales desenfadados me permitían entrecruzar con ella algún que otro mensaje sin otros propósitos distintos al de servirme un café con leche,y no una leche con café escaso.
Amablemente me aproximó el ejemplar del diario de la provincia, que suele extenderse en las noticias locales y en los diretes de la semana. A vueltas y recurrencias con el vodivil de Monago, el presidente de la comunidad autónoma, entre otras noticias de índole menos extravagante. El joven borracho que se lleva por delante a tres viandantes, o sobre las quejas de las comunidades de vecinos de los glacis que reivindican mejoras en los jardines y el bacheo de las calles.. y la viñeta inmejorable del gran Olaf en la antepenúltima página del periódico…
– ¡Jo! Para que a uno no le tachen de anticlerical: no podía faltar el bombazo sobre un cura pederasta que resultaba ser miembro del Tribunal Eclesiástico de Granada, al que habían sorprendido con el ´carrillo del helado´.
– Yo no creo en los curas. Son tíos como los demás: como un barrendero, como un albañil como un camarero…Vamos que yo sólo creo en mi familia: mis abuelos, mis padres y mis hermanos…
– ¡ Oye, Alicia, o como te llamen: pero éste individuo ha abusado de menores ! Y, abriendo la palma de su mano izquierda, la golpeó repetidamente emulando a un cuchillo de carnicería que laminaba un salchichón, acompañando a su gesto unas truculentas palabras de desaprobación:
– ¡ ” Esto es lo que se merece ese sujeto”! Y dispuesto a repasar otro … Le comento a Alicia una noticia chocante referida al asesinato del popular actor Aitor Losada y el ahorcamiento de su perro a manos del marido.
– ” cada uno puede hacer con su cuerpo lo que quiera…Si es un maricón, que lo sea. A mí no me sorprende nada – concluyó Alicia, muy segura de lo que decía, aunque obvió la cabecera de la noticia.