
La jauría urbana: El mesonero del Almirez
Muchos acertarán a comprobar no sólo hasta dónde llega el poder de información y por ende de influencia entre los ciudadanos, que monopolizan no ya los medios habituales como son la televisión, la radio o la prensa escrita, la cual influye poco, pues el personal quiere conservar no sólo la salud visual sino además su ignorancia, que los mantiene apartados del rumor y del cotilleo político ( eso si, si hacemos una excepción con los diarios de mayor tirada -los periódicos deportivos ), sino sobretodo al tener constancia de la capacidad de persuasión que lidera el boca a boca de los ciudadanos en el Twitter o Facebook u otras redes sociales de semejante naturaleza. Sin embargo, esto no suele ocurrir siempre. Esta mañana, como tengo por costumbre hacerlo ocasionalmente, fui a tomar migas de desayuno en el mesón que mejor concuerda con mis gustos -si han sido cocinadas esa misma mañana, pues ningún bar o cafetería de la capital supera a las migas de Joaquín, el mesonero de origen Paparuco. El tabernero no puede ser catalogado por su locuacidad, aunque auguro que no sea reconocido así debido a la timidez. Sin embargo esta mañana, el cajón loco vociferaba y berreaba sobre el tan traído debate sobre las “Tarjetas Negras” que han colmado la avaricia y la ostentación de caprichosos de muy diferentes gremios en reconocimiento -en forma de incentivos por parte de sus empresas de Cajas de Ahorro y bancos de consideración pública- a su responsable cometido.
– ¡ Cómo se han forrado los políticos ! dice el tabernero a la concurrencia
– Yo, me voy a afiliar a la UGT a ver si me toca algo – le contesté al punto.
– No, si no se salva nadie, Juan – puntualizó Joaquín.
– ¿tú no tienes “una negra”, Joaquín? -le inquirí al momento.
– ! Ya me hubiera gustado…! -respondió cargando su repuesta de hipérbole.
– No es lo mismo tener una negra, que vérselas negra para tener una! – ironicé al bueno de mi paisano, que atrapando el retruécano, me compensó con una sonora carcajada.