
La jungla urbana
Cargadas de bolsas de plástico, a rebosar de bebidas alcohólicas y refrescos, como si de vendedoras ambulantes se tratase, se encaminan a la cita con el placer un viernes de diciembre, próximo a las vacaciones escolares de la cristiana Navidad, cuando la preocupación por las pruebas académicas han sido realojadas en el fondo del armario, como atuendo demodé.
– “Parecemos portuguesas, llevando estas bolsas!” – puntualizaba una de las adolescentes que vestía un peinado al uso, cuya melena morena y lisa se descolgaba a lo largo de su mejilla derecha,y cubría con desmesura el pecho derecho.
Ainoa, que aspiraba ansiosa un pitillo de aroma a cigarrillo americano, se lamentaba sin recato
que una de sus amigas hubiera roto las relaciones incipientes con un conocido de ambas.
-¡Sabes, tía, no sé que hacer…Me llamó al móvil y me dijo que “por cojones” esta noche iba a salir y se iba a encontrar conmigo en el paseo!
– Haz lo posible porque no venga. ¡Te va a encontrar con el otro, tía!
Se trataba de manifestar su éxito de relaciones ante sus amigas.
– Nos quedamos en el piso toda la noche. Tú llamas a tu madre y le dices que te quedas conmigo en mi casa para que esté tranquila.
– ¿ Hay vasos de tubo en el piso ? -preguntó una de las adolescente, preocupada de que fueran demasiado grandes.
– !¡ tía, que si no, nos atajamos! Y al día siguiente me voy a encontrar muy mal.
– He tardado una hora en maquillarme, una hora delante del espejo, tía!
-Yo, nada, estoy siempre maquillada.
-No jodas!
– A ver, siempre no.Un par de días sólo.
– .¿Y puedes dormir, pegajosa a la almohada ? – contravino una de las acompañantes.
– He quedao con el Rober. Va a ser un puto risorio, tía.
– Sólo me retoco un poco para cubrir las rayas -añadió la adolescente presumida.
– ¡ Joder, tías ! ¿ habéis oído la canción: ” la primera vez que amé”?
– ¡ Es que le ponen,tías, unos títulos a las canciones!