Añoranzas de otros tiempos en ca la Cándida(IV) Cont.
..nunca se había venido de estaca de ninguna cacería; pero que, por su carácter y temperamento, y el gracejo que solía acompañar a sus chascarrillos, dejaba a los cazadores con la meliflua baba chorreando de sus desternillantes mandíbulas a causa del realismo con que dotaba a sus aventuras.
Eran tiempos donde la afición al fútbol no había alcanzado la popularidad extrema de tiempos posmodernos, y la temporada del levantamiento de la veda se esperaba tanto como los campesinos a las lluvias de otoño.
Cándida que, por oficio, los conocía a todos, sabía de qué pie cojeaba cada uno, y en qué muleta soportaba su imaginaria verosimilitud.
-“Cómo le gustaría a Donemilio cazar un conejo, dormido en su cama, de las orejas, y metérselo entre pecho y espaldas”!- retomaba la palabra de doble sentido y significación Juanito, al que no se le iba ni una si el tema era de cacería, al tiempo que Cándida repuso, abundando en la ironía del capitán de los gurriatos.
-“! A este Juan no se le escapa una, ja ja ja”! Y el grupo acompañó a la puntual chanza de la mesonera con sonoras carcajadas, pero el prelado acompañó a la distópica anécdota con estoica sonrisa….
( Continuará)
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