
La esperanza de vencer a la epidemia se desvanecía…(Continuación)
-Es el final, doctor, el principio de la derrota.
-Hay que luchar. Te aplicaré el suero que tantas veces, y a tantos enfermos le has aplicado. Veremos si la fiebre remite.
Sin embargo, la preocupación por la suerte de su amigo no desaparecía de su rostro, a pesar de su escaso convencimiento de que la fiebre iría a remitir después de la inyección de suero…
Convencida, también de que se trataba del final de Tarrou y del relato, pudo por momentos intuir que la muerte de Tarou podría significar el final feliz de aquel verano entre ella y yo.
Por mi parte, a medida que la enfermedad de Tarou se perfilaba que en detrimento de su salud, la proximidad de mi retorno a la Universidad para cubrir los compromisos de septiembre, y comenzar el nuevo curso, sentía que nuestros abrazos se alejaban cada vez más de nuestros apasionados momentos….
Las estadísticas indicaban que la peste remitía, y que el número de víctimas era insignificante; aunque la gente se aventuraba a salir a la calle y frecuentar las tiendas; lo cierto es que no renunciaban a rechazar las mascarillas, y la mayoría aún se untaba las manos del desinfectante hidrosoluble, y miraban recelosos a los que se habían atrevido a olvidarse de ellas.
Eran los jóvenes y los adolescentes los más proclives a servirse de los espacios abiertos para relacionarse, aunque es verdad que aumentaba en número los habituales a bailes y restaurantes.
Las autoridades habían confiado en el éxito del suero que los doctores habían descubierto; y ésta confianza se iba extendiendo en la población…





