
La boda
Me preguntas, querida Carmenciya, como a ti te gusta nombrarte y me suena bien, por el significado de mis palabras de felicitación a tu personal evento, rebosante de ilusión y felicidad, ” el principio del fin” que un viejo reloj del viejo Madrid nos señala el tiempo: entorno de la esferidad del artefacto se desenvuelve la recurrente monotonía de la repetición, por ello te prevenía de una obviedad de Aristóteles y los escolásticos al referirse a la contingencia del ser: esto es, todo aquello que tiene un principio, no es inmortal sino que un día desaparece…
Lo importante se valora en la felicidad del momento: porque, si me permites, aunque ya sé que los consejos no son bien recibidos, pues el autor no cobra por ello ni el que los recibe los haya demandado. Y por lo que observo en la fotografía que colgaste en facebook echo en falta compañía, vino y jolgorio.
¡ todo se andará !
Y ahora, os deseo felicidad eterna, tan eterna como el tiempo mismo; perdona por mi pedante tautología.