
Una noche de San Silvestre: la chica de Nador ( Continuará)
Fue aquel verano de 2011, cuando una joven morena y de buen parecido se te acercó a pedir te trabajo de “limpiadora” por el paseo marítimo de Islantilla. Estaba casada con un español de Andalucía que se encontraba en “paro”. Se expresaba en un español correcto, con cierto acento que denunciaba su condición de extranjera: esbelta, muy delgada, de ojos negros de mirar profundo, que manifestaba su estado de necesidad, no sólo por la situación económica sino además por la ansiedad que soporta el hecho de tener que dar sustento a dos hijos de corta edad. Vestía a la europea, sin un especial abalorio que significara su pertenencia a la cultura árabe, aunque te sorprendió su tímida y educada presencia…
Mi nombre es Fátima; soy del norte de Marruecos… de Nador…
En aquellas vaguadas sus antepasados, a las órdenes de Ab del Krim masacraron a muchos españoles, y mi padre salvó su vida de puro milagro, le informaste a modo de reproche.
Si. Es cierto, pero ya no somos enemigos. Y eso ocurrió hace mucho, añadió como si quisiera interponer entre la lejanía del tiempo transcurrido un bálsamo de la distancia que hiciera de catalizador de los viejos odios y abriera el paso a la catarsis de los tiempos nuevos.
Le prometiste que de tener alguna noticia la llamarías por teléfono, de cuyo listado del celular que exhibió, te dictó un número de muchos dígitos.
Aunque, movido por la solidaridad y su estado de necesidad, hiciste alguna gestión, de las que no prosperó ninguna…
Te conmovió el hecho de hallarte ante la presencia de una nieta o bisnieta de aquellos rifeños malvados, que desde las montañas, sin dar la cara habían acribillado a balazos de fusilería y de ametralladoras requisadas a nuestros valerosos soldados metropolitanos, que, arengados por el patriotismo interesado del general Berenguer o de la Cierva o Silvestre, se batían como héroes anónimos en aquellos valles de tierra roja y piedras volcánicas, sin otro parapeto para cubrirse que las ramas y los troncos secos de las escasas retamas.