By: juanrico

Feb 11 2011

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¡ Un milagro : el de la santísima trinidad !

La culebra pare un nuevo ofidio: Sortu es su nombre. Se nos queda cara de bobos al escuchar las laudatorias palabras de la Presidenta de la Sala Social del Tribunal Supremo del País Vasco , de cuyo nombre ni quiero acordarme. Parece por sus palabras que le dieron el título de abogada en una taberna de los terroristas  (¿Ikastolas?) por haber afirmado contundente que los terroristas  prometen condenar la violencia venga de donde venga. ¡Vete pa ahí ! . Con esta expresión popular intento de evitar una expresión más vulgar y contundente: aunque sus afirmaciones no evitan contener mi lengua. ¡ Váyase  a tomar por…! que no deja de ser un lugar muy agradable y placentero. Pero no me vengan con milongas de esa jaez.

Más que un misterio trínico, resulta un embeleco múltiple, como un parto sin dolor al que se le ha aplicado una anestesia epidural, con el fin de evitar las miserias que el Tribunal de la Competencia le declare hijo bastardo, y por lo tanto de difícil encaje en la Ley de Partidos que a tal efecto actuaría de filtro para que partidos e tal ralea, nazis  fascistas y totalitarios contaminen la legalidad democrática…

¡ Pero ay, qué dolor ! el nuevo ofidio se compromete a rechazar la violencia venga de donde venga, incluso si de ETA se tratara. Engaño para el embustero Zapatero: los etarras siempre han mantenido la coherencia de que los presos terroristas son también víctimas de la violencia, y si se mantienen en la cárcel, acusarán al estado de practicar la violencia, a la que combatirán y ,  de paso,  justificarán las acciones terroristas futuras de  ETA, que son las que ellos mismos han practicado siempre. Y la historia continuará hasta que los terroristas salgan a la calle, si es que no han salido ya. A lo que los ciudadanos decentes nos opondremos, aunque con nulo éxito, pues el diseño está amañado entre el Ministerio del Interior (Eguiguren) y el cabecilla de los batasunos con piel de cordero…

Una vez cometida tan cobarde fechoría,  de la culpa de los crímenes y asesinatos de los terroristas le será imputada a las víctimas, que, de la misma forma que Stalin culpó a los masacrados ucranianos de ser los responsable de su propia masacre, de la hambruna a la que les sometió, por haberse opuesto a la revolución, según Timothy Snyder en su libro  Bloodlands, al que Joseba Arregi hace alusión oportunamente en un artículo magnífico en el Mundo del 10/02.

Puede que la Democracia haya derrotado a la Eta, pero en el juego y manejo de la palabra,  en los eufemismos y el lenguaje oweliano son unos maestros, que los jueces deben analizar con la semántica adecuada para no ser burlados.