
Al otro lado del tiempo. Continúan las trastadas de los tres “randas” (Cont. N-O)
…A penas había terminado la pelea con los Rojos de Zalamea, y Rabiche, nuestro valiente héroe había sido abroncado en el despacho del Consistorio por el edil, don Alfredo, al que los chavales le motejaron, el Hitchkod de las películas de terror, de miedo, que hacían tiritar de pánico a los imberbes incautos, como el Lolo recordaba, cuando el Pecas y él mismo, apedrearon a la perra de doña Fuensanta, en la mismísima puerta de la maestra, que se obstinaba en seguir pegada al perro del maestro, con el fin de separarlos, y dejara de musitar de placer o ladrar de dolor, les llevó al cuartelillo, aunque el médico don Hermógenes, les advirtiera que declararan que así se comportaron para evitar que la perra, rabiosa de gusto, les mordiera, mientras que el Rojo, gitano, de Arriba De la Villa fuera curado de las heridas en el despacho de don Hermógenes.
-las perras y los perros, se compòrtan como los hombres, de noche; que, me contó “ Mentirafresca”sobrino de la maestra, doña Fuensanta, que la sorprendió Andrés una noche, cuando se vestía de fantasma con una sábana, pegada a un tal Pichabrava, pero que ni mugía ni ladraba, pero que, aunque hacía frío, se había recogido la falda hasta el cuello, como una bufanda, mientras estaban pegada al hombre.
-¡ qué bien cuentas las mentiras, Monazillo; podrías aprender a escribir cuentos de miedo para que los niños se durmieran pronto, y no tener que llegar con los ojos pegados a la escuela de don Luis! – musitó el Lolo, un poco contrariado, que aún no se creía las mentiras del Monazillo, al que no le gustaban las niñas, pues nunca se manifestó favorable a ninguna de ellas, pue su hermana, Luisamary, le advirtió que no era buen cristiano el que se tocara las partes húmedas pensando en alguna niña, que no fuera de parentesco próximo; que, sólo las mulas y las yeguas cuando los amos las llevaban al burro de Juanillón, le ponían duro el pito, y le costaba mucho mear después.





