
De la ciudad diáfana y jaranera, a la ciudad gris de la sabiduría. Escapada a Sanmartin de Valdeiglesias ( Cont.)
…fue un ciudadano portugués, que conducía un flamante auto de marca Mercedes, en tono plateado, que volvía a Alemania, donde había transcurrido diez años de su vida, trabajando en Stuttgart en una firma de la casa Mercedes, que venía de pasar con su familia de Braga y aprovechar dos semanas para hacerle a su vehículo el kilometraje necesario que cubriera las pólizas del seguro, si hubiera un problema mecánico. A penas se detuvo junto al arcén derecho de la carretera de Madrid, bajó el cristal de la puerta del conductor, con un mecanismo eléctrico que fue novedoso tanto para Junior como para mi, mientras continuaba aspirando un cigarrillo de aroma agradable, para preguntarnos cual era el propósito de nuestro viaje. Junior fue el primero en informarle a tal fin:
-Éste tiene a su novia, que le espera junto al lago de San Juan, en casa de un familiar, y está que no vive si no le acompaño.
-Isto está bem entre os amigos. Pronto para sair?
-Pronto. O brigado.
A pesar del humo a tabaco rubio, al que no estábamos acostumbrados, pues la asignación no nos permitía fumar otro que no fuera de Celtas cortos, el viaje resultó muy confortable y cómodo; una vez que el sistema de calefacción del motor de su Mercedes, no se detuvo, y nuestras manos rojas del frío, así com la nariz recobraron el color macilento natural de los estudiantes, que adolecían de una alimentación necesaria; y eso que la señora Angela cuidaba a sus pupilos mejor que a su hija, Begoña, más caliente que la punta del palo del churrero o de una plancha, y a su novio, Narciso, cuyo recato no le impedía frenar a las efusiones amorosas de la hija de Angela, de la que siempre esperábamos ser testigos de alguna escena erótica en el comedor, sobretodo a la hora de la cena, cuya mano derecha siempre la tenía ocupada, sujetando el miembro erecto de Narciso durante la cena, como si de una cuchara o cuchillo se tratara…Aunque la señora Angela abrigara la esperanza de ilusión…





