
Añoranza de aquellos años en Malpartida. (Continuación)IV
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…Celebraban la comunión de un nieto de Currillo, hijo de una de las sobrinas del obispo, el único preboste de la familia Murillorico, que en el pasado siglo del Romanticismo desempeñó el cometido como obispo en la silla gestatoria de la diócesis de Cordoba, de cuyo óbsculo solamente una sobrina había heredado, a modo de recuerdo, un servicio de mesa, que durante muchos años se consideraba ser de la noble plata, que, con el pasar de los años se descubrió el desgaste, que de plata noble solo quedaba el barniz de alpaca, cuando en un atrevimiento tan inoportuno como inesperado por inconveniente, la sobrina y madre del postulante, que, por primera vez iría a recibir la transubstanciación del cuerpo divino en carne humana en forma de oblea de trigo, cuya generosidad a tal efecto tuvo a bien de invitar al ágape de la ocasión a Angie, en cuya compañía gozaba de sus encantos tan tentadores como promiscuos, que, con motivo de celebrar su presentación oficial a la familia, no se me ocurriera mejor idea que echarnos en los brazos de mi Afrodita particular, con la solaz benevolencia de su templo, en casa de la acogedora Adela…
-No está más lejos de mi hospitalidad que acomodaros en la camilla de la galería, que en estos momentos está abarrotada de los hombres rudos de campo, que terminan por recabar los últimos tragos de vino añejo allí -nos sugirió la audaz mesonera sin ambages, que complacidos por su generosa invitación aceptamos gustosos, tanto Angie como yo mismo, acomodarnos al lado izquierdo de una cama de matrimonio, junto a una ventana, sin la protección de ninguna persiana, que compartía la diáfana luz del día o el nocturno trajín de algún lugareño.





