
De la ciudad de la luz a la ciudad gris de la cultura (Cont.X)
* (“Ten cuidado hijo, que tus dudas de fe las alimenta el Maligno, que pretende desviarte de la doctrina correcta de Cristo”)
mientras acariciaba con ternura tus íntimos encantos, tu permanecías impasible a lo ancho y largo del lecho, que, ni siquiera el traje de punto rojo que tanto te había despertado el instinto, al recorrer con tus manos, desde mis rodillas hasta la separación del muslo con las ingles, sin llegar si quiera hasta los fruncidos de mi slip, que tanto estaba deseando que me acariciaras…”
Cuando a Junior le leía el principio de la misiva observé que el calor le subía hasta las mejillas…
-“El estilo de la carta de Angie demuestra que te ha mentido no sólo la edad, sino tampoco ha sido sincera cuando te promete que tú has sido su primer y único chico en su vida.”- insistía Junior, muy convencido de su aseveración.
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