
Cuando las lecciones con dña Pura daban a su fin aquel verano de 1955…
Vosotros sois los dos unos cagones, que, desde que visteis a la mujer que se ahogó en la Cerca de tu abuela, no salís de casa cada vez que hay un entierro, aunque sea de tres curas, y canten el “ Piti mea”o como se diga …,o el “ dies irae” o como sea eso, que Moisés tararea tan bien durante el entierro.
-Eres un trolero, Manolo; nosotros vemos las penículas de miedo, policiacas americanas, donde los valientes , los policías de traje, chaleco y corbata, llevan una browi debajo de los chalalecos, con la que matan a los bandidos, y a los ladrones de los bancos; que trae Hilario de Castuera con la caja de sardinas los domingos; y, no te digo de las películas del oeste que matan a los indios, y caen como moscas de los caballos en la arena del desierto.
-Además, te cagaste de miedo en la Viña Romero cuando mi primo el Pecas te abrió la cabeza de una pedrada; y sobre todo, cuando te hiciste el valentón tragándote el tritón que pescamos en la laguna, y vomitabas como Piedalillo cuando se ponía a hita de vino en el casino de Andrés…
-Sabéis una cosa; que, si me hubiera gustado ir a las lecciones de doña Pura, era para aprender a escribir en la Cartilla 2, y meterle mano a la Felisita y ordeñarle las trenzas, que parecen una soga de hilo carreto, tan suaves como los lazos de seda que se ata a las bragas.





