
Cuando se daba por terminada la pandemia…(Continuación)
* podría haberme imaginado que aquella pareja de “guardias civiles” fueran tan desaprensivos con tu flato rectal…” -pontificaba Emilio aquella tarde noche de regreso de nuestra sendas rondas dedicadas a los escarceos eróticos con las respectivas chorbas del pueblo vecino.
* -“…quizás fui insolente soltar “cuescos”, uno detrás de otro sin haberme percatado de la pareja de “picoletos” que ascendían sólo a unos metros detrás de nosotros, lo cual les facilitaba la percepción de los roncos estruendos de la hoquedad de mis intestinos”…
* -por su parte -asumió Emilio su solidaridad con mi soliviantado recato- No deberían haber proferido la retahíla de “cerdo”, al oír el primer estruendo, “guarro”, al acompasar el Segundo, “puerco” al liberar al tercero…
* Menos mal que, al acelerar el paso con destino al cruce de carreteras y haber dejado la Casa Cuartel a la izquierda, evité una bronca peor o, tal vez, una autoritaria detención, mientras hubiera la autoridad esperado la presencia de Angie o algún familiar próximo, que me librara de la afrenta autoritaria…
* Mientras le relata a Amelie aquella insolencia por mi parte, ella en lugar de preocuparse, no detuvo la hilaridad hasta bien terminada la canción de Paul Ania, que tan profundamente había horadado sus sentimientos, mientras apretujábamos nuestras caderas insistentemente…
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