
De la Jauría urbana: Juan Rico, y, yo mismo. ( Continuación II)
-¡yo soy Juan del Pintao! Sus ojos se descompusieron ante mi insolencia de recurrir a mi apodo.
-¡Me llamo Juan Rico! -me espetó sin consideración. Entonces cavilé que tal vez le agradara utilizar mis apellidos por coincidir con los míos. Peco de presuntuoso y falsa humildad.
-¿ Es usted Paparuco? -reconozco que el acento ni la musicalidad de la frase lo delató; tal vez su complexión redonda de piel de melocotón me hizo pensar que abusaba de las proteínas animales. Fue una casualidad, que aproveché en la indagación.
-¿Es usted feriante o buhonero?- se revolvió ante la segunda atribución, y mostró algo de curiosidad…
-Tenga en cuenta que yo fui profesor en esta ciudad más de treinta años, y, pudiera pensar que usted es un padre de algún pupilo al que le asistiera en mis clases del instituto.
-Soy Paparuco, pero vivo aquí hace más de treinta años.
-¡Qué raro, que no le haya visto nunca!…