
Coimbra (II): Prosopopeya de la ciudad histórica.
-“ No me descalifiques, no soy un reaccionario”
Era el epítome de defensa contra la acusación de ser denostado de simpatizante del autoritarismo en Salamanca aquel curso 1967-68, cuando el régimen liberticida de Franco, mostraba los últimos estertores del declive.
El cierre de las facultades de Letras, Derecho y Medicina demostraba que el régimen se estaba agotando, que la revolución de estudiantes en la Sorbona, y el movimiento de los obreros eran exponentes de un cambio de rumbo en la estructura del pensamiento colectivo en Occidente , de la realidad social, y de los esquemas clásicos de los objetivos profesionales, de las costumbres anquilosadas en favor de la ilusión; había llegado el tuno del amor libertario y del movimiento insensato, aunque ilusionado de las masas.
Una decepción general por nuestra parte, toda vez que los tanques de la Unión Soviética – en la que habíamos depositado el fervor de la aniquilación del capitalismo salvaje- acababan de sofocar las ansias de libertad de la Praga de Duzec; y, malgrè nous, seguíamos fieles a las ideas progresistas de J.P Sartre, y del amor libre de Simón de Beauvoir, bajo cuyo paraguas se acogían los homosexuales, las lesbianas y los gays, y la bisexualidad tan de moda en aquellos años…( Contiuará)





