
Travesía por el Rhein romántico: ¡ Colonia con sabor a ‘colonia’!
Hay cosas que te sorprenden sobremanera cuando uno visita por vez primera un país. Apenas habíamos contemplado la torre de la catedral del ayuntamiento de Colonia, todavía en reconstrucción, ladrillo a ladrillo, desde su primitivo estado anterior a la destrucción de la guerra mundial, y después de haber saludado a una pareja de novios que acababan de firmar su compromiso ante el responsable del oficio en esta iglesia catedral – los alemanes valoran la tradición- con vítores, pétalos de rosas lanzados por los invitados, mientras los españoles nos dábamos velas en este acontecimiento con nuestras cámaras, nos recomendaron visitar una perfumería que mantiene el heraldo de ser la primera en fabricar perfumes en Alemania…
-¡No ves, Lafuente, que el nombre de Kölon se lo debe la ciudad a este laboratorio¡ -creo que coló la trola.
-Ven, ven, Juan. He bebido el agua de esta fuente y es muy especial. Mira cómo el gordo catalán, tu amigo, mete los belfos.
-¡ te quieres quedar conmigo, Pepito!
-¡ Los Teutones son únicos: lo mismo descomponen el átomo, como te levantan una fuente que chorrea colonia!
-Ja Ja Ja – rieron la gracieta Depasión y Lilith
-¡ por eso pueden estar tan buenas las tías de aquí; que, por echadas en carne, güelen mu bien -añadió Lafuente con la gracia que le define, y provocando la hilaridad entre los turistas españoles.