By: juanrico

Aug 16 2013

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No sé con qué propósito he recibido un shot fotográfico, al que con nostalgia y cariño me remito: a cuatro parejas de jóvenes o no tantos encuadra el primer plano de la fotografía, que, abrazadas con una intensidad variable, interpretan en sus movimientos los ritmos y compases de una melodía, no al uso de hoy día; de las cuales, especialmente una, parece abrazar a su partenaire con intenciones romànticas de aproximación y fuerte apalancamiento, mientras las demás protagonistas parecen complacer a su pareja respectiva con la ejecución más o menos ortodoxa de una pieza musical. Por la flacidez que sus carnes descuelgan de sus brazos, me sugiere pensar que se trata de personas que han sobrepasado la frontera del climaterio, mientras que sus parejas masculinas disimulan mejor sus años; no puede pasar desapercibido que las señoras, las cuatro componentes de las cuatro parejas, oculten sus rostros y, las cuatro a la vez muestren su generosidad propiciándonos la contemplación de sus espaldas por allí donde estas pierden su casto nombre.
No estoy seguro de que las protagonistas posaran a propósito de espaldas, con la finalidad de privarnos de su bella complexión o bien de ocultar su denei, que por mor de un prurito tímido, no quisieran mostrar. Tal vez hayan descubierto que, en los tiempos que corren, suele prestarse más atención al movimiento de los gluteos por parte del mundo masculino que a las prominentes glándulas mamarias en otros tiempos. No creo que el elenco de féminas fuera conscientes de esta trendy inclinación moderna, sino que, en su descargo, se puede afirmar sin mucho margen de error que ellas buscan acomodar de la mejor manera posible a su acompañante tanto a los compases de la melodía como a la natural concupiscencia del anhelo.
Me complace que lo estéis pasando chachi ( no me gusta el registro actual ‘de muerte’ por el patetismo de la connotación) o teta, como solía usarse en mis años de mozo.
Pasadlo a tope.