Un presidente incómodo, un presidente despreciado.
No hay de qué sorprenderse. Los desplantes que Z viene protagonizando a lo largo de su descarado protagonismo desde que ocupó el palacio de la Moncloa, después de unas elecciones generales, cuya elección estuvo marcada por el más sanguinario atentado terrorista, jamás ocurrido en Europa Occidental, están dando su fruto, venenoso para los intereses de España; desde que Z despreció a la bandera amiga de USA en el desfile del 12 de Octubre 2004, permaneciendo sentado a su paso, no deja de llover sobre mojado; la precipitada retirada sorprendente de nuestro ejército de Iraq, invitando a los aliados en Tunez a abandonar Iraq a su destino, dejando con el trasero al aire no ya al presidente Bush, que era la coartada, si no a la ONU, que por la resolución no sé cuantos había determinado que el derrocamiento del régimen tirano de Husseín se enmarcaba dentro de la legalidad; además de sus conocidos coqueteos con líderes tan demócratas como Chaves, Castro al que va a visitar próximamente, Putin y los líderes árabes de sospechosa confianza, así como su orgulloso y obstinado autobombo de que a España, su régimen ha llevado a la economía española a la octava posición del ranking de naciones desarrolladas, misvalorando a la economía italiana de Berlusconi – es presidente liberal de centro derecha- y a la francesa de Sarkosí, presidente del partido de centro derecha francés, no nos debe sorprender que Sr. Sarcosi le ningunée hasta el extremo de perjudicar los intereses de España. Ni que decir tiene que Z definiéndose como “Rojo”, se ha alineado con los países No- alineados tradicionalmente, con el objetivo demagógico y electoralista de un falso pacifismo alimentado por su cacareada alanza de civilizaciones, cuya fuente filosófica, la del cínico Petitt, ya está dando su cosecha. La ruina de una de las naciones más antiguas de Europa.





