By: juanrico

Dec 13 2010

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Cuidado que hace trampas. Europa no puede fiarse de un gobernante que se ha pasado mintiendo durante dos legislaturas a los españoles.

Desde  aquella hiperbólica y demostrada como estúpida hoy,  de que España iba a jugar la  “champion league”, de que habíamos superado en PIB a Italia y estábamos a punto de adelantar a Francia, aunque su amigo Sarkosy se enfadara, hasta dejar a familias enteras sin €420 de subsidio…pone los pelos de punta, incluso a los más crédulos y ciegos seguidores de sus ocurrencias.

El mercado de deuda soberana parece haberse calmado con las iniciativas zapaterescas de vender el 30% de las loterías, de privatizar los aeropuertos del Prat y Barajas, de reducir los impuestos a las Pymes etc. Pero, ¿quién se puede fiar de un personaje, al que los documentos secretos de Wikileaks lo han censurado como “cortoplacista”, esto es: un dirigente al que únicamente le interesa ganar las elecciones para mantenerse en el puesto y mantener a los suyos, comiendo la “sopa boba”, mientras España quiebra ?

Toda la culpa la tiene el PP,  el partido de la oposición, al que sus corífeos les faltaba tiempo para salir vociferando, denigrándoles de “catastrofistas” o antipatriotas, siempre que algún dirigente o experto – Sr. Pizarro, v y g – advertía del peligro al que España se exponía, si no se tomaban medidas y políticas de cambio estructurales.

Ha tenido que avisar otra vez Obama, Trechet y Almuña, comisario de economía del PSOE en Bruselas, de que el tiempo se agotaba para hacer reformas significativas que cambiaran el curso de los acontecimientos e impidiera el rescate a España del BCE, que, ni más ni menos significaría que UE diseñaría y ejecutaría un plan mucho más duro y exigente al que fue sometido tanto Grecia como Irlanda. ¡ Cómo le meterían el miedo en el cuerpo al presidente de la sonrisa, que así queda en la foto en los periódicos de toda España!

No se puede permitir que un responsable de los intereses vitales de España juegue a la ruleta rusa, poniendo en peligro a España y su ser-o-no ser como país importante e histórico de Europa, al tiempo que de rebote aboca a toda Europa al precipicio.

Ya no se puede decir que, también, yo soy un catastrofista y antipatriota.